ha sido lo único que me ha acompañado desde que recuerdo. Lo echaba tanto de menos estando lejos. Ha sido la ilusión por la que hace tiempo quería que corriese la semana. Evasión y victoria. Teatrear.

A la vuelta de Afganistán conseguí reengancharme en un curioso y polémico proyecto que satisfizo muchas de mis desbocadas ansias de escenario, compatibilizándolo a duras penas con un nuevo y exigente entorno personal que merecía la mayor dedicación. Salió adelante, y dejó como siempre sed de más.

Con el comienzo de 2013 arrancamos un nuevo proyecto artístico, Dodecaedro Ars, una plataforma multidisciplinar que pretendíamos utilizar como resorte para nuevas iniciativas, para generar actividad. Y entonces descubrimos que parte de Afganistán ya estaba aquí. Una inmensa miseria cultural estaba acabando con los espacios y los recursos para la cultura. Tierra yerma a base de insoportables losas de hormigón que achican las oportunidades en franca tendencia suicida hacia la nada.

No cejamos en el empeño. Aprendemos, y sabemos que tenemos todo por mejorar, pero también vamos asumiendo que no somos ajenos a la batalla contra la Nada.  Está en manos de todos el revertir esta desolación, a la postre nosotros mismos la hemos traído o en buena medida nos hemos inhibido facilitando que campe a sus anchas.

Parece que en septiembre al menos un telón se volverá a levantar. La ilusión es la misma, el cansancio mayor, pero la fuerza que nace de la resistencia nos permitirá llegar más allá, seguro.

Venzamos a la Nada.